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CAVE DI CUSA
Los trazos más visibles y emocionantes de la época antigua se encuentran en las Canteras de Cusa ,de las cuales los colonos griegos de la vecina Selinunte extrajeron 150.000 metros cúbicos de toba calcárea, de la que toda el área es rica, con el fin de conseguir el material de construcción para la ciudad y sus magníficos templos.
Es éste un lugar extraordinario, distante aproximadamente 11 km de Selinunte, único en el mundo arqueológico que crea con la vegetación un ambiente de gran sugestión: aquí el tiempo se ha detenido en el lejano 409 a. C. cuando Haníbal, hijo de Giscón, cogió por sorpresa a los habitantes de Selinunte y asedió la ciudad destruyéndola.
En el área de la cantera, de una longitud aproximada de 1,7 Km , con varios desniveles, áspera y verde, la actividad de extracción y el trabajo de preparación y de transporte de los tambores se interrumpió ,y jamás se volvió a retomar, por la imprevista e inminente amenaza cartaginesa: algunos bloques apenas esbozados o incompletos se dejaron en su estado de elaboración; otros, ya cortados y preparados, fueron abandonados en el terreno, mientras que los que estaban siendo transportados a Selinunte fueron descargados por el camino. Aquí se puede interpretar el procedimiento usado para extraer con cincel y martillo los tambores de las columnas. Las incisiones circulares en la roca indican el trabajo preliminar de extracción, al que seguía la excavación en torno a ellas, hasta el punto de que se creía posible extraer el tambor; una vez cortado, éste se revestía probablemente con un armazón de madera y era trasladado sobre un robusto carro tirado por bueyes. De extraordinaria sugestión, además de las incisiones en la roca, son los cortes profundos alrededor de dos enormes tambores aún unidos al fondo calcáreo.
El actual nombre de las canteras deriva del ex propietario, el Barón Cusa.
Es éste un lugar extraordinario, distante aproximadamente 11 km de Selinunte, único en el mundo arqueológico que crea con la vegetación un ambiente de gran sugestión: aquí el tiempo se ha detenido en el lejano 409 a. C. cuando Haníbal, hijo de Giscón, cogió por sorpresa a los habitantes de Selinunte y asedió la ciudad destruyéndola.
En el área de la cantera, de una longitud aproximada de 1,7 Km , con varios desniveles, áspera y verde, la actividad de extracción y el trabajo de preparación y de transporte de los tambores se interrumpió ,y jamás se volvió a retomar, por la imprevista e inminente amenaza cartaginesa: algunos bloques apenas esbozados o incompletos se dejaron en su estado de elaboración; otros, ya cortados y preparados, fueron abandonados en el terreno, mientras que los que estaban siendo transportados a Selinunte fueron descargados por el camino. Aquí se puede interpretar el procedimiento usado para extraer con cincel y martillo los tambores de las columnas. Las incisiones circulares en la roca indican el trabajo preliminar de extracción, al que seguía la excavación en torno a ellas, hasta el punto de que se creía posible extraer el tambor; una vez cortado, éste se revestía probablemente con un armazón de madera y era trasladado sobre un robusto carro tirado por bueyes. De extraordinaria sugestión, además de las incisiones en la roca, son los cortes profundos alrededor de dos enormes tambores aún unidos al fondo calcáreo.
El actual nombre de las canteras deriva del ex propietario, el Barón Cusa.